La pandemia provocada por el COVID 19 no sólo nos ha dejado cuantiosas
víctimas mortales y millones de infectados en el mundo si no
también está agravando la desigualdad y la pobreza. El confinamiento impuesto
para evitar la expansión del virus ha paralizado las economías siendo lógicamente
los más afectados las personas más vulnerables.
Así por ejemplo la Organización Mundial del
Trabajo (OIT) hace una estimación de una pérdida al menos 12 millones de
empleos a tiempo completo en Europa, de manera definitiva o temporal. En otros países
donde la mayor parte de su población trabaja sin contrato ni bajo ninguna
regulación que proteja a los trabajadores aún es más crítica la situación
obligan a millones de personas depender de la caridad para acceder a la
alimentación y a los suministros básicos.
Respecto de la salud , también el COVID -19
hace que sea más palpable las desigualdades que además se ven incrementadas.
Personas con nivel socioeconómico más bajo han sufrido mayor número de
contagios. El hacinamiento en viviendas
pequeñas hace estar más expuestos a los más desfavorecidos.
Los países de todo el mundo han tomado medidas similares para retrasar el pago de impuestos y créditos, proteger a los más vulnerables y dar ayudas para el desempleo. La Comisión Europea ha anunciado medidas para proteger a las pequeñas y medianas empresas; la concesión de préstamos bancarios; y la garantía de alimentos esenciales, entre otros proyectos y ayudas estatales.
El Gobierno de los Estados Unidos, por otro lado, ha atrasado la obligación de pagar los créditos e hipotecas a familias y negocios y ha pagado cheques de 1,000 dólares a los que más lo necesitan, entre otras medidas, incluidas en el billón de dólares de presupuesto para aliviar los efectos económicos del confinamiento.
Se buscan medidas por parte de los Estados que mitigue la crisis económica que el COVID genera y poner los cimientos para una rápida recuperación
En ausencia de medidas compensatorias, el
impacto potencial de la caída en el nivel de actividad sobre la pobreza es muy
significativo. El grupo de ingreso más afectado no es la población más pobre:
los que más pierden son los pobres moderados y los grupos vulnerables y
sectores medios. Los más pobres pierden relativamente menos gracias a los
programas de transferencias monetarias . Claro que cualquier pérdida de ingreso
para la población pobre puede ser devastadora, mientras que los sectores medios
cuentan con un mayor número de mecanismos para protegerse. Además, la población
en pobreza extrema sufre de manera desproporcionada una caída en sus niveles de
vida .Por su parte, los grupos de mayores ingresos pierden menos.
Urge aprovechar la pandemia para revisar el gasto social, “escaso e inútil” según la OCDE, el FMI y la Comisión Europea. Y volcarse en conseguir empleo decente, formación, vivienda y ayudas a las familias, las recetas contra la pobreza
Las pandemias han acompañado a la humanidad desde siempre, y han servido para reducir la desigualdad a lo largo de los siglos, junto a las guerras, las revoluciones y los colapsos de los Estados. Así, las muertes masivas de la Pest Negra del siglo XIV (se llevó del 25 al 40% de la población) o de la llamada Gripe española de 1918 (40 millones de muertos, el 2% de la población) sirvieron para reducir la mano de obra y subir los salarios, reduciendo la desigualdad, igual que han hecho las guerras y revoluciones. Pero ahora , el COVID 19 no es tan letal y los expertos consideran que no servirá para reducir la desigualdad en el mundo, sino que la aumentará. Y eso, porque afecta más a unos paises que a otros (España e Italia o Latinoamérica) y, sobre todo, porque ha afectado más a los que ya eran más pobres, agravando la desigualdad.
Enlaces:
https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20200527/481417383088/desigualdad-pobreza-coronavirus.html
https://murciaeconomia.com/art/70906/covid-19-mas-pobreza-y-desigualdad
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